Pela los dientes de ajo y córtalo en rodajas finas, cuanto más finas mejor, ya que así podremos degustar su sabor mezclado con los demás ingredientes pero sin que sobresalga demasiado. Los huevos es mejor que estén fuera de la nevera un rato antes de utilizarlos. En cuanto a la panceta, córtala en tiras, a menos que ya lo hayas comprado en ese formato.

Para comenzar a hacer la receta tradicional de salsa carbonara, pondremos en una sartén un poco de aceite de oliva virgen extra, y cuando esté caliente le añadiremos los ajos cortados para saltearlos un poco. Una vez los ajos estén doraditos, los retiraremos de la sartén y los apartamos para usarlos más tarde.

En esa misma sartén donde hemos salteado los ajos cortados, vamos a echar la panceta cortada en tiras. Dórala un poco por ambos lados, sin que se llegue a hacer del todo y quede muy crujiente, pero sin que se nos quede cruda. Retira la sartén del fuego cuando se haya hecho la panceta, y apártala para usar más tarde.

Ahora tienes que coger un recipiente en el que batir los huevos. Hay varias formas de preparar esta salsa carbonara tradicional, ya que en algunos lugares de Italia se preparaba únicamente con las yemas de los huevos, y en otros se empleaba el huevo entero. Usad la que prefiráis, aunque es cierto que al usar la yema sin la clara, el sabor que le da a la pasta es más intenso, por lo que depende del gusto de cada uno.

Cuando tengas los huevos batidos, agrégales el queso parmesano rallado, un poco de pimienta negra molida y una pizca de sal, y vuelve a batir bien para formar una mezcla espesita. A esta mezcla le añadís el ajo y la panceta, mezclar hasta que este homogénea; y ya tenéis la salsa carbonara lista para servir.

Si vais a emplear la salsa carbonara para acompañarla con pasta, una vez que tengáis la pasta cocida y escurrida, antes que se enfríe le añadís la salsa ya mezclada y removéis bien, para el calor de la pasta cocida haga que el huevo se vaya solidificando.

Esta salsa carbonara normalmente se emplea para acompañar platos de pasta, siendo los más normales los espaguetis, pero combinan perfectamente con casi cualquier tipo de pasta.