Sopa de cebolla
Soupe à l’onion
Seguramente una de las más famosas recetas de la gastronomía tradicional francesa.
Es una sopa antiquísima (se conservó la tradición medieval de verterla sobre una rebanada de pan), y es probable que existiera en otros países europeos. Aparece en la edición más antigua del libro de cocina del siglo XIV, llamado «Le viandier», de Taillevent, conservado en la Biblioteca Nacional de Francia. La costumbre de añadirle queso rallado es, lógicamente, muy posterior. Era un plato humilde elaborado con ingredientes "sencillos".
Según el escritor de “Los tres mosqueteros”, el francés Alexandre Dumas, era “una sopa muy querida de los cazadores, gente de mala vida y venerada por los borrachos”.
Esta sopa ganó su fama en el siglo XIX, cuando se extendió en París la costumbre de tomar algo caliente en los pocos sitios abiertos a altas horas de la madrugada, las tabernas y restaurantes que rodeaban las Halles de París, el mercado central de abastos. La sopa de cebolla pasó de ser la sopa que tomaban los trabajadores del mercado a ser también un tentempié para noctámbulos. En la segunda mitad del siglo XX las Halles fueron derribadas, pero la tradición no sólo se mantuvo en ese barrio parisino sino que se extendió y se incorporó en las costumbres de los franceses de todo el país.
Estanislao Leczinski, antiguo rey de Polonia, suegro de Luis XV de Francia y apasionado de la gastronomía, descubrió esta sopa en una fonda francesa. Tanto le gustó su sabor delicado que no paró hasta hacerse con la receta. Desde ese momento adquirió fama y popularidad en la corte y más tarde se convirtió en el plato obligado con el que terminaban las juergas nocturnas parisinas, de ahí la cita de Dumas.
Ingredientes
(Para 6 personas)
- 6 cebollas grandes y dulces
- 30 ml de aceite de oliva virgen extra (2 cucharadas)
- 60 g de mantequilla
- 2 diente de ajo picados muy fino
- 2 litros de caldo de pollo
- 12 rebanadas de pan del tipo baguette, de 1 cm de grosor y tostado
- 2 cucharadas de harina de trigo
- 2 cucharadita de azúcar moreno (de caña)
- Sal, nuez moscada y pimienta negra recién molida (al gusto)
- 20 ml de brandy
- 40 ml de vino blanco
- 100 g de queso para gratinar rallado (el que más te guste)
Elaboración
En una cacerola grande, a fuego medio, derretir la mantequilla junto con el aceite. Agregue las cebollas, cortadas en juliana fina, y cocine por 15 minutos, después poner el ajo.
Agregue la sal y el azúcar. Cocinar por 30 a 40 minutos a fuego lento hasta que estén doradas, revolviendo de vez en cuando.
Agregue la harina y cocine por 3 minutos.
Añadir el brandy y el vino blanco, elevar la temperatura a medio-alto, cuando evapore el alcohol, añadir el caldo y llevar a ebullición, cocinar por 30 - 40 minutos, revolviendo ocasionalmente. Revise la sazón y agregue la nuez moscada y la pimienta.
Una vez terminada la sopa, sírvala en tazones, se cubre con una rebanada de pan sobre la que se espolvorea el queso rallado, y se gratina al grill o al horno para derretir el queso y formar una costra dorada.
Servir muy caliente, si se enfria el queso, se convierte la costra que se forma en un ladrillo, difícil de comer.
Sugerencias
Dependiendo del tipo de cebolla, es posible tener que aumentar una cucharada más la cantidad de azucar.